La selección de Estados Unidos puso un abismo entre la
medalla de oro de la Copa del Mundo y el resto de equipos y lo demostró al
ganar una final sin emoción, a Serbia, por 129-92, en una demostración de
poderío y superioridad.
Video: Fiba,
14 de septiembre de 2014
La selección estadounidense salió desconcentrada,
segura de sus posibilidades, y Serbia aprovechó las circunstancias y la nula
defensa de los NBA para adelantarse en el marcador, gracias a la puesta en
escena de Milos Teodosic y Nemaja Bjelica, con cuatro puntos cada uno.
Habían pasado 3:15 minutos de partido y Serbia
dominaba 5-10. Mike
Krzyzewski, entrenador de los norteamericanos, decidió que hasta ahí habían
llegado las cosas y pidió tiempo muerto para leer la cartilla a sus jugadores.
Serbia todavía tuvo unos instantes más de gloria en
los que amplió la ventaja (7-15), pero James Harden tomó las riendas del
partido y lideró a sus compañeros a un parcial de 15-0 en sólo 3 minutos,
pasando el marcador a 22-15 casi sin esfuerzo.
Los cuarenta
puntos de ventaja llegaron al inicio del último periodo, 115-75 (min.33.45)
Ahí se acabó el partido y la final. La fiera
estadounidense había despertado y ya nadie fue capaz de dominarle.
Kyrie Irving anotó 15 puntos en el primer cuarto con
tres triples sin fallo y Harden se fue hasta los 9 puntos. Además, los NBA
acabaron el primer periodo con cinco triples sin fallo para un 35-21 final.
Desde ese instante todo el mundo tuvo claro quién
sería el vencedor final, hasta Sasha Djordjevic, que se pasó más tiempo sentado en el banquillo
que de pie, algo totalmente inconcebible en cualquier otro partido.
Krzyzewski siguió dando minutos a todos sus jugadores
y Djordjevic decidió hacer lo mismo, mientras que la ventaja se iba
agrandando y los estadounidenses se iban a vestuarios con un 67-41 claro y
meridiano. Y con Irving a lo suyo, a dirigir y a anotar con otro triples
más, cuatro de cuatro sin fallo.
Decidido hacia qué lado se decantaría la balanza, las
caras de los jugadores de ambos equipos se relajaron y comenzaron aflorar las
sonrisas hasta que el ‘leñador’ Miroslav Raduljica sacó el hacha y cometió una
personal antideportiva sobre Harden, la tercera de su cuenta y, en la jugada
siguiente, una técnica, la cuarta.
El marcador siguió cabalgando, en el caso de los NBA
desbocado, ante la ausencia de defensas (77-48, min.23). En el caso de los
estadounidenses porque no las necesitaban y en el de los serbios, porque no
podían hacer casi nada.
La tensión, emoción y nervios que se le suponen a toda
final, quedaron fuera del guión previsto por los USA y todo quedó reducido a
la diferencia con la que ganarían y a las posibles jugadas espectaculares
que pudieran deparar los minutos restantes.
Los 100 puntos llegaron al marcador estadounidense en
el min. 28:16 de partido (100-65), lo que da una idea del acierto que tuvieron y de la
nula defensa a la que no fueron sometidos. Al final del tercer cuarto, 105-67,
con un 38-26 en los últimos diez minutos.
Los cuarenta puntos de ventaja llegaron al inicio del
último periodo, 115-75 (min.33.45) y Estados Unidos acabó ganando por 37,
129-92, certificando el abismo que existió entre los ganadores de la medalla de oro y el resto de participantes.